El carácter a travez del rostro


Desde la prehistoria el hombre ha tenido la inquietud y necesidad de entender el carácter y la personalidad a través de las formas del cuerpo y más especialmente el rostro. Pitágoras aplicaba el análisis de los rasgos faciales para elegir sus discípulos, Hipócrates observaba en sus casos clínicos la relación entre las formas del cuerpo y las inclinaciones de sus pacientes. El Mian Xiang o Interpretación de rostro ha sido parte de la Medicina tradicional china y sirve no solo para el diagnostico de las enfermedades, pero también para explicar el comportamiento e inclinaciones de la persona.

El primer tratado de fisonomía se le atribuye a Aristóteles. Leonardo da Vinci también se interesó en sus estudios. Por su parte el filosofo suizo Lavater es considerado el padre de la Fisiognomia, la que estudia los diferentes rasgos de la cara por separado, pero relacionando siempre las formas con la psicología del sujeto. Muchos otros autores han tratado de deducir leyes psicológicas a partir de la observación de las formas de la cabeza, la cara o de todo el cuerpo, pero hay que reconocer que, hasta finales del siglo diecinueve no se pasó del análisis y de la observación estática que estaban llenos de limitaciones.

Al principio del siglo veinte los médicos franceses Claude Sigaud y el psiquiatra Luis Corman, basándose a innumerables casos clínicos, establecieron la ley fundamental de la nueva ciencia que se basa en los dos movimientos vitales: la Ley de la Dilatación-Retracción, describiendo una característica de los organismos vivos. Esta se manifiesta en el movimiento de todos los cuerpos y va desde la dilatación a la retracción en función de los cambios del medio ambiente, correspondiéndole también un movimiento del alma. Una fuerza de expansión que impulsa a crecer y desarrollarse (infancia), y una fuerza de conservación que impulsa a cerrarse y protegerse (vejez). Había nacido la Morfopsicología – el estudio de la psique a través de las formas.

Es válido preguntarse para que sirve poder interpretar los rasgos del rostro. Acaso para satisfacer una curiosidad morbosa descubriendo la parte oculta del otro? O tal vez para “predecir” el futuro? El estudio del rostro a través de la Fisionomía y la Morfopsicologia tiene múltiples aplicaciones: ayuda a orientar hacia los estudios y profesiones donde la persona desarrollará sus máximas capacidades y competencias, sirve como herramienta para la detección y orientación de problemas varios de la personalidad, en el campo de la educación para determinar las capacidades del alumno y saber cuál es la manera más adecuada de tratarlos a fin de motivarlos; en la relación padres-hijos; para problemas y conflictos de pareja; en el proceso de selección de personal según las necesidades de la empresa, en la evaluación y configuración de equipos de trabajo; permite un rápido diagnóstico de los pacientes en las diferentes terapias, para diagnosticar tendencias de la persona y orientarla para que pueda erradicar los trastornos o cómo mejorarlos; en comercio y ventas para conocer mejor al cliente y sus necesidades. Y, porque no, para conocernos mejor a nosotros mismos y a los que nos rodean.
Para comprender el funcionamiento del estudio del rostro a través de esta disciplina, es necesario conocer los fundamentos sobre los que se apoya.

Lo primero en prestar atención es el marco: es la construcción ósea, el conjunto óseo del rostro. Representa nuestra reserva vital, el potencial energético, las necesidades inconscientes de cada uno. Más ancho o dilatado el marco, mayores son las necesidades y la resistencia física. Un marco estrecho y retraído nos muestra una relativa fragilidad, una mayor necesidad de un medio de elección donde la persona se sentirá segura y protegida.

En segundo lugar nos fijamos en los que se llaman los receptores sensoriales: ojos, nariz, boca – son los que sirven en los intercambios con el entorno, para absorber la información y para comunicarnos. Nos informan si es alguien introvertido o extrovertido, de la capacidad de concentración, de observación y si malgasta sus fuerzas o las controla. Mientras mas grandes y abiertos los receptores, más abierta y comunicativa la persona, más pequeños, cerrados y cómo apretados en el centro de la cara – mas reservada.

Persona abierta, comunicativa
Persona reservada

En tercer lugar nos fijamos en el modelado: son los tejidos y demás componentes que rodean los huesos de nuestro rostro, que indica cómo se relaciona la persona con el mundo exterior y su capacidad de adaptación al medio.

Adaptable, sociable
Ambicioso, apasionado, intolerante

La tonicidad nos informa de la actividad o pasividad con la que la persona enfrenta la realidad

Si comparamos ambos lados de la cara nos daremos cuenta que no son iguales. Cada mitad del rostro tiene relación con el pasado y el presente, también con los padres. El lado izquierdo del rostro de una persona diestra representa su pasado y la relación con la madre, el lado derecho se relaciona con el momento actual y la relación con el padre.

El frente, por su parte, nos habla del lado público del individuo o como nos presentamos y queremos que nos vean. El perfil nos representa en nuestra intimidad.

Los tres niveles del rostro corresponden a los tres planos: mental, afectivo e instintivo o físico.

La Zona superior o cerebral está formada por la frente y los ojos. Esta zona nos da información sobre la vida mental, cómo se desenvuelve la persona en el mundo de las ideas, como piensa.

La Zona media o afectiva está constituida por los pómulos y por la de la nariz. Informa cómo la persona se relaciona con los demás y cómo expresa sus emociones.

La Zona baja o instintiva es la boca, mandíbula y mentón. En esta zona inferior son representados los gustos y apetitos por las cosas terrenales, la fuerza y resistencia física y la capacidad de la persona de llevar a cabo los que se propone.

Estas tres partes están intrínsecamente relacionadas. No se puede hablar de un aspecto específico sin tener en cuenta los otros dos. Cuando una de las tres zonas se destaca nos informa que en este ámbito es donde la persona se siente más a gusto.

Si observamos el rostro de Penélope Cruz nos damos cuenta que la parte mas ancha es a nivel de los pómulos (la zona afectiva) y su nariz es larga y penetra hacia la zona baja o instintiva. Lo que mas valora ella son los afectos personales. Tiene una buena empatía y capacidad de comunicación emocional, pero también gran necesidad de ser amada y reconocida, aunque no revela fácilmente sus sentimientos. Al mismo tiempo nos indica que está interesada en las cosas materiales.
Los ojos grandes con parpados algo caídos y la frente alta, vertical y redondeada indican un pensamiento prudente y organizado, una excelente memoria fotográfica y gran capacidad imaginativa y creativa.

Su boca grande y labios gruesos revelan su necesidad de comunicar. Ella disfruta de los placeres de la vida con refinamiento y es muy tierna en sus relaciones íntimas. Es generosa y el ahorro no está en sus prioridades. La mandíbula ancha y el mentón algo proyectado muestran una persona con suficiente energía y determinación para realizar lo que se propone.

El estudio profundo del rostro tiene muchísimos mas componentes, que en conjunto pueden proporcionar al observador entrenado y en cuestión de minutos gran cantidad de información sobre la personalidad y el carácter del individuo. En este proceso lo mas importante es no perder de vista el legado de Dr. Luis Corman: no se busca juzgar, pero sí comprender y ayudar.

Vania Yotova
Morfopsicóloga
Miembro de la Sociedad
Francesa de Morfopsicología